17 sept 2007

Los bloggers muertos no van al cielo

Fuente:

Hace unos días, en Estados Unidos, asesinaron a un blogger. La noticia apareció en la prensa. El muerto se llamaba Simon, y la policía pudo dar con el criminal porque el occiso, antes de morir, nombra a su verdugo en su último post: “El ex novio de mi hermana está aquí, fumando y recorriendo toda la casa; suerte que se irá pronto”, escribía ingenuamente el blogger. Por lo visto tuvo tiempo de darle al botón enviar antes de que su cuñado le partiera la cabeza con un picahielo.

El asesino se llama Jin, y también mató a la hermana del blogger. Los mató a los dos y se fue lo más tranquilo a su casa, a mirar la semifinal de la NBA. Creía no haber dejado huellas, creía haber quitado, limpiado y borrado todos los rastros en la escena del crimen, pero algo se le escapaba: no sabía que Simon lo había mencionado en su blog, a las 5:05 pm, mientras él fumaba y recorría la casa, media hora antes de matar. El asesino no sabía que había quedado una huella delatora, en forma de venganza o boomerang, en el texto póstumo de su víctima.

El blog de Simon es una bitácora personal como las hay a millones. Simon tenía diecinueve años, era hijo de un padre chino y una madre americana, le gustaba la computación, el tenis y el estudio de los idiomas. Escribía casi todos los días en su blog; los textos eran cortos y lo leían unos pocos amigos. Su penúltimo post tuvo 10 comentarios. El último, en cambio, el famoso post-mortem, está a punto de alcanzar los 3.000 mensajes de lectores. La gente ha leído la noticia en la prensa y ha ido a escribirle cosas al muerto. Su bitácora se ha convertido en un velatorio permanente, en un altar con flores y velas encendidas, como los que se ponen en las carreteras, justo en el sitio del choque frontal.

Cuando se muere un blogger, se muere también la contraseña de su blog, es decir: muere la posibilidad de modificar el texto, y entonces ese espacio en internet deja de pertenecerle a un vivo, para comenzar a ser patrimonio de un fantasma. Todavía no sabemos si en el más allá (en el cielo, en el infierno) hay cibercafés, no sabemos si la muerte es compatible con Movable Type, ni si al convertirnos en espíritus errantes tendremos tiempo de seguir escribiendo nuestra rutina diaria. No lo sabemos porque hasta hace unos días no había bloggers muertos. Pero ahora ya hay uno y puede que, alguna vez, Simon escriba un nuevo texto, porque él sí se sabe la contraseña de su blog. Yo, por precaución, me guardé su dirección en los favoritos y cada tanto vuelvo a la bitácora de Simon, para ver si su fantasma nos quiere decir algo.

Todo esto me ha llevado a pensar que un día, dentro de unos treinta o cuarenta años, internet estará lleno de blogs a los que se les habrá muerto el dueño. Bitácoras a la deriva del tiempo, textos inconclusos que acabarán diciendo “mañana les cuento algo que me ha causado mucha gracia”. Y después nada. Después un silencio eterno. Los lectores no sabrán nunca que el blogger ha muerto. Los lectores pensarán que se ha cansado, o que le han cortado la banda ancha, o que ya no quiere escribir. La muerte rondará en silencio, congelando las historias cotidianas, cortando la continuidad del home, confundiendo al caché de Google.

Esta bitácora, sin ir más lejos, esta misma que ahora escribo y ustedes leen, un día de este siglo será la bitácora de un muerto. Es extraño decirlo de este modo, e incluso redactarlo naturalmente, pero es la puta verdad.

Y si seguimos fantaseando con el paso del tiempo, notaremos enseguida otras novedades a las que no prestamos atención, pero que en el futuro serán moneda corriente. Por ejemplo, que los blogs de nuestros hijos tendrán un link a nuestra bitácora, una vez que ya no estemos en este mundo. Y también los blogs de nuestros nietos tendrán, en el menú de la derecha, un apartado en el que dirá: “Ir al blog del abuelo”.

¿Cuántos comentarios acabará teniendo mi último artículo en Orsai? ¿De qué hablaré ese día que será, sin que lo sepa, la víspera? ¿Será un texto gracioso, como el del lunes, o un poco melancólico como este de hoy? ¿Moriré, acaso, en mitad de la redacción de una historia que nadie podrá leer? ¿Alcanzaré a decir alguna vez exactamente lo que siento, sin disfrazarlo de banalidad?

Se me han cruzado muchísimas preguntas por el estilo mientras leía anoche la noticia del blogger asesinado. Muchísimas preguntas. Pero hay una que me preocupa más que todas. Hay una que me remonta a la fábula de Juan y el lobo, y que no me deja pensar en paz:

El día que me muera, el día que Orsai quede a la deriva del tiempo y sin dueño, ¿alguien me creerá?

En caso de fallecimiento ¿Qué ocurre con el adsense de una web o blog? · Polemicas

Nota original:

El caso es que se detuvo al asesino gracias a un post que publicó el blogger diciendo: El ex novio de mi hermana está aquí, fumando y recorriendo toda la casa; suerte que se irá pronto. Poco después el ex-novio asesinaría a él y a su hermana. Gracias a este último post el asesino fue descubierto.

Todo esto da mucho que pensar, ya que si un blogger muere, con el muere su blog (aunque siga presente). En este caso la víctima poseía su blog alojado en una red de blogs llamada Xanga.com por lo que su blog seguirá presente en la red hasta que los administradores de la red lo eliminen (por inactividad o algo así).
La muerte de bloggers no es algo que sea muy habitual pero no porque no mueran, sino porque no se sabe que lo son (bloggers).

Pero la duda aparece cuando por ejemplo piensas en la publicidad del sitio web. En el caso del blogger asesinado no ocurre nada, ya que la web pertenece a la red Xanga y los ingresos de Adsense siempre han ido hacia ella. Pero ¿y si el blogger tuviera blog propio?. Es decir, que pague su dominio y que Google le ingrese su dinero de Adsense periódicamente.

Si el difunto blogger hubiera tenido su propio dominio y cobrara su Adsense, ¿que ocurriría?. El blog seguiría funcionando hasta que se dejara de pagar el dominio, por lo que seguirían llegando visitas al blog y por lo tanto esa web seguiría generando ingresos gracias a la publicidad de Google. Por otro lado, cuando alguien fallece la cuentas bancarias quedan congeladas, lo que significa que ni entre ni sale dinero.

Imaginad que el blogger tiene hecho un pago para cinco años al dominio. Ese sitio web estará funcionando durante todo ese tiempo, aunque el dueño haya fallecido en el primer año. Por lo que se generará una gran cantidad de dinero en publicidad....

Google cuando vaya a realizar los debidos ingresos, estos serán devueltos ya que la cuenta bancaria está congelada. ¿Por lo que supongo que ese dinero se lo quedará Google?. Pero, ¿como justifica Google ese dinero? (porque una empresa tiene que justificar cualquier gasto e ingreso). ¿Las ganancias que obtiene el sitio web no se considerarían herencia?.

En el caso de que ese dinero se lo quedara Google, imagino que ya llevará una gran cantidad de dólares metidos en el bolsillo gracias a los difuntos bloggers que contrataron su Adsense.

Si esto no fuera así, entonces vuelvo a preguntar: ¿Como justifica Google los ingresos de Adsense que son devueltos porque ha muerto su cliente?